EXPLICACIÓN DEL RIESGO DE RENTA VARIABLE: CAÍDAS, VOLATILIDAD Y SESGOS
Una guía completa sobre los riesgos del mercado de valores, incluidas las caídas, la volatilidad y los errores de comportamiento que los inversores suelen afrontar.
- Magnitud: La magnitud de la caída del máximo al mínimo; por ejemplo, una caída del 20 % de un valor de cartera de 1 000 000 de libras esterlinas indica una disminución de 200 000 libras esterlinas.
- Duración: El tiempo que tarda la inversión en recuperarse del mínimo a su máximo anterior. Algunas caídas de valor se resuelven en cuestión de meses; Otras pueden tardar años (especialmente durante crisis como la Crisis Financiera Global de 2008).
- Frecuencia: La frecuencia con la que ocurren estos eventos. Las caídas del 10% al 20% son relativamente comunes en las inversiones en renta variable, y los inversores deben estar preparados para estas fluctuaciones como parte normal de la inversión en renta variable.
Las caídas pueden deberse a diversos factores, como caídas macroeconómicas, recesiones sectoriales, mala gestión empresarial o eventos más amplios como pandemias o conflictos militares. Los inversores con horizontes temporales más cortos o menor tolerancia al riesgo tienden a encontrar especialmente desafiantes las caídas significativas, lo que a menudo lleva a ventas impulsadas por las emociones en momentos inoportunos.
Comprender el concepto de caídas ayuda a los inversores a contextualizar las pérdidas a corto plazo, establecer expectativas realistas y planificar con antelación las posibles necesidades de flujo de caja. Mediante la diversificación, la presupuestación de riesgos y el análisis de escenarios, el riesgo de caída del mercado puede mitigarse en cierta medida, aunque no eliminarse por completo.
El análisis histórico sugiere que los mercados de renta variable finalmente se recuperan de las caídas, pero el camino hacia la recuperación puede ser volátil e incierto. Por ejemplo, el índice MSCI World experimentó caídas superiores al 30 % en varias ocasiones durante los últimos 50 años, pero los inversores con visión a largo plazo que mantuvieron sus inversiones a menudo se beneficiaron de ganancias sustanciales en la recuperación posterior.
En última instancia, los inversores deben aceptar que las caídas son una característica normal de la inversión en renta variable. Planificar para tales situaciones, tanto estratégica como psicológicamente, es esencial para mantener la compostura y la disciplina a largo plazo durante las tensiones del mercado.
A menudo, la volatilidad se clasifica en dos formas:
- Volatilidad histórica: El grado de movimiento pasado real del precio de una acción durante un período determinado.
- Volatilidad implícita: El pronóstico del mercado sobre los probables movimientos de precios, comúnmente derivado de modelos de valoración de opciones como Black-Scholes.
La volatilidad no es inherentemente sinónimo de riesgo, especialmente a largo plazo. Si bien los inversores reacios al riesgo pueden considerar la alta volatilidad como algo negativo, algunas estrategias, como la inversión en momentum, buscan aprovechar la volatilidad para obtener ganancias. Sin embargo, la alta volatilidad puede reducir la estabilidad de la cartera y aumentar la probabilidad de ejecutar operaciones inoportunas basadas en respuestas emocionales.
Además, la volatilidad tiende a dispararse durante períodos de incertidumbre o estrés económico. La pandemia de COVID-19 en 2020 y el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022 son ejemplos recientes de cómo el miedo elevó índices de volatilidad como el VIX a niveles extremos, provocando ventas masivas generalizadas en el mercado. Estos episodios de alta volatilidad suelen coincidir con caídas significativas, lo que agrava el riesgo general de la renta variable.
La diversificación de la cartera, el uso de fondos de renta variable de baja volatilidad y el reequilibrio sistemático pueden ayudar a gestionar los efectos de la volatilidad. Además, a los inversores a largo plazo se les suele aconsejar que ignoren las fluctuaciones a corto plazo y se centren en objetivos a largo plazo, la asignación de activos y estrategias de inversión disciplinadas.
Comprender la volatilidad y su impacto en las carteras es esencial no solo para anticipar posibles fluctuaciones de precios, sino también para ajustar las expectativas y mantener la disciplina de inversión. Reconocer que las fluctuaciones son parte integral del proceso de inversión puede ayudar a los inversores a mantener el rumbo y reducir el riesgo de reacciones negativas en tiempos turbulentos.